Historia

Primeros pobladores: neolítico levantino y época Íbera

En Castielfabib encontramos vestigios únicos que nos transportan a los albores de la civilización. En las Lomas de Abril, en la aldea de Los Santos (Castielfabib), se encuentra un valioso conjunto de pinturas rupestres de estilo levantino, datadas entre 7.000 y 5.000 años antes del presente.

Estas pinturas están protegidas por la Legislación Estatal y Autonómica, habiendo sido declaradas Bien de Interés Cultural.

En Corrales de la Nava, al noroeste de la población, existieron dos necrópolis iberas —una en Los Corrales y otra en La Umbría— y un castro ibero en el cerro de La Morrita, datados entre los siglos siglo VII a. C. y siglo IV a. C.

«Ambos lugares arqueológicos son testimonios de las antiguas civilizaciones que habitaron Castielfabib y ofrecen una experiencia única para los amantes de la historia y la arqueología.»

Época romana y árabe

 La presencia romana quedó registrada en diversos hallazgos, como los restos encontrados en el Castillo de Fabio, al oeste de la villa, y un fragmento de ara votiva descubierto en la partida del Castillejo Los Santos en 1955, actualmente conservado en el Museo de Prehistoria de Valencia. Estos vestigios sugieren que la zona formó parte de las rutas comerciales y defensivas del Imperio Romano. Con la llegada de los musulmanes entre los años 714 y 716, Castielfabib pasó a formar parte de la taifa de Alpuente, posteriormente integrándose en la taifa de Albarracín, lo que reafirmó su importancia como enclave estratégico. En este período, su fortaleza se consolidó y los sarracenos la denominaron «Qastyl-al’Habib» (castillo amigo), un nombre que refleja su relevancia dentro del entramado defensivo islámico. Durante casi cinco siglos de dominio musulmán, Castielfabib fue un centro militar y administrativo que sirvió para controlar el acceso al Rincón de Ademuz, una región que, por su posición fronteriza, desempeñó un papel crucial en la interacción entre los reinos cristianos y musulmanes.

«Explorando estos vestigios, los visitantes pueden descubrir un capítulo histórico fundamental que da profundidad y riqueza al paisaje cultural de Castielfabib.»

Reconquista Cristiana

La reconquista de Castielfabib marcó el inicio de la recuperación cristiana del Reino de Valencia. En 1210, Pedro II de Aragón la tomó tras un prolongado asedio, aunque fue temporalmente recuperada por los musulmanes hasta que en 1238 Jaime I la incorporó definitivamente a la Corona de Aragón. En 1273, el Tratado de Almizra confirmó su pertenencia al Reino de Valencia, aunque durante los siglos siguientes la villa fue objeto de disputas territoriales. En 1319, la disolución de la Orden del Temple transfirió sus derechos a la Orden de Montesa, que estableció la baronía de Castielfabib. A lo largo del siglo XIV y XV, la villa sufrió los estragos de constantes conflictos bélicos, como la guerra de los Dos Pedros (1356-1367), que requirió la refortificación de su castillo. Paralelamente, se construyó la iglesia fortaleza de Nuestra Señora de los Ángeles, que se convirtió en un centro religioso clave, albergando el primer sínodo del obispo de Segorbe en 1358. En el siglo XV, la orden agustina estableció el convento de Nuestra Señora de Gracia, contribuyendo a la vida monástica y religiosa de la villa.

«Descubre huellas de la influencia musulmana y los orígenes de la Reconquista valenciana, con fortalezas históricas, antiguos sistemas de riego y nombres que evocan su legado.»

Edad Moderna

En el siglo XVI, Castielfabib perdió su valor estratégico debido a la unión de las Coronas de Castilla y Aragón, aunque aún conservó importancia religiosa y administrativa. La llegada de los franciscanos en 1577 tras la salida de los agustinos y carmelitas reforzó su vida eclesiástica. Durante los siglos XVII y XVIII, se llevaron a cabo reformas en la iglesia parroquial y la construcción de la capilla de San Guillermo. La Guerra de Sucesión (1700-1714) tuvo un impacto menor en la villa, que mantuvo su estabilidad hasta el siglo XIX. La Edad Contemporánea trajo consigo la ocupación francesa en la Guerra de la Independencia, cuando la iglesia fortaleza fue utilizada como cárcel y comandancia. Posteriormente, la Primera Guerra Carlista (1833-1840) afectó gravemente a la villa, con la reconstrucción y posterior destrucción de su castillo. En 1835, la desamortización de Mendizábal supuso la expulsión de los franciscanos y la venta de bienes eclesiásticos. A pesar de estos cambios, el territorio de Castielfabib permaneció relativamente inalterado desde la Edad Media, consolidando su identidad histórica dentro del Rincón de Ademuz.

«Hoy, recorrer Castielfabib es también conocer esta época de lucha y resistencia, donde el paisaje aún conserva ecos de su intensa historia carlista, convirtiéndolo en un destino fascinante para los amantes de la historia y el patrimonio.»