Historia de Ademuz
Primeros pobladores Íberos
En Ademuz, en el poblado íbero de La Celadilla, se conservan restos de un asentamiento fortificado que perteneció a la cultura Íbera de entre los siglos VI y IV a.C.
Este poblado nos ofrece un fascinante vistazo a la vida de una comunidad avanzada, con hallazgos de lascas, raspadores, hachas de piedra, restos de cerámica, tumbas excavadas en la roca, armas y estructuras defensivas que muestran la organización y las habilidades de los antiguos Íberos.
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Época árabe: restos del castillo de Ademuz
La llegada de los musulmanes a Ademuz entre los años 714 y 716 d.C. marcó un punto de inflexión en la historia local. La localidad, conocida entonces como Al-Dāmūs, adquirió relevancia debido a su estratégica ubicación en la ruta natural entre Aragón y Valencia. Bajo dominio islámico, la fortaleza de Ademuz se consolidó como un enclave defensivo y administrativo de importancia. A lo largo de los siglos, la región estuvo sucesivamente bajo el control de la taífa de Alpuente, luego de Albarracín y finalmente de los almohades de Valencia, hasta que las tropas cristianas iniciaron su reconquista en el siglo XIII.
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«Explorando estos vestigios, los visitantes pueden descubrir un capítulo histórico fundamental que da profundidad y riqueza al paisaje cultural de Ademuz.»
Reconquista y Edad Media
En 1210, Pedro II de Aragón logró conquistar Ademuz y su castillo con la ayuda de los caballeros templarios y hospitalarios, aunque la plaza volvió temporalmente a manos musulmanas. La incorporación definitiva al Reino de Valencia se produjo en 1261 bajo el reinado de Jaime I el Conquistador, quien aseguró su dominio e integró el territorio directamente a la Corona. Durante la Baja Edad Media, Ademuz, como villa real, participó en las Cortes de Valencia y mantuvo una posición estratégica en la frontera con Castilla, lo que la convirtió en escenario de conflictos, como las invasiones castellanas del siglo XIV. A lo largo del tiempo, la comarca se consolidó con el desarrollo de sus aldeas, muchas de las cuales terminaron constituyéndose en municipios independientes.
Desfragmentación de Ademuz en municipios
A lo largo de los siglos, la comarca del Rincón de Ademuz sufrió un proceso de desfragmentación territorial que derivó en la creación de varios municipios independientes. Originalmente, Ademuz y Castielfabib conformaban los dos grandes términos generales de la comarca, pero con el tiempo, diversas aldeas fueron adquiriendo suficiente relevancia poblacional y económica como para gestionar su propio gobierno municipal. Vallanca fue la primera en separarse en el siglo XVII, seguida de Puebla de San Miguel en el siglo XVIII. Durante el siglo XIX, el proceso continuó con la independencia administrativa de Casas Altas y Casas Bajas. Esta fragmentación no solo redefinió los límites políticos del territorio, sino que también influyó en la organización socioeconómica de la comarca, consolidando una identidad local diferenciada en cada uno de estos núcleos urbanos.
Terremoto de 1656
El 7 de junio de 1656, un devastador terremoto sacudió Ademuz, causando el colapso de importantes edificaciones como la iglesia parroquial de San Pedro Intramuros, la Casa de la Villa y parte del castillo. El seísmo dejó en ruinas numerosos hogares y estructuras defensivas, debilitando la antigua fortaleza que, aunque parcialmente reconstruida, nunca volvió a recuperar su esplendor. El desastre natural obligó a la población a reorganizarse y reconstruir su núcleo urbano, afectando el desarrollo arquitectónico de la localidad en los siglos posteriores.
Guerras Carlistas y Napoleónicas
En el contexto de la ocupación napoleónica, la comarca del Rincón de Ademuz fue incluida en la Prefectura del Alto Guadalaviar dentro del plan de reorganización territorial de José I Bonaparte en 1810. Sin embargo, esta medida nunca llegó a materializarse debido a la efímera presencia francesa en la región. Posteriormente, en 1822, un nuevo intento de integración con la provincia de Teruel también fracasó, consolidándose finalmente el territorio como parte de la provincia de Valencia en 1823, tras la restauración absolutista de Fernando VII.
Durante el siglo XIX, Ademuz fue un punto estratégico en las guerras carlistas debido a su posición fronteriza y su fortaleza. En repetidas ocasiones, la villa fue ocupada por las tropas carlistas, siendo escenario de intensos enfrentamientos, destacando el de 1837 entre la partida de El Serrador y el ejército constitucional. Estas guerras civiles marcaron una época de inestabilidad para la población, que sufrió saqueos, desplazamientos y el deterioro de sus infraestructuras.
Desde entonces, hay que reseñar el crecimiento de la despoblación en los cincuenta, por la crisis de la economía agraria y la estabilización en la década de los ochenta, llegando en la actualidad a contar con unos 3.000 habitantes en toda la comarca, aunque el número efectivos se sitúa aún por debajo de estas cifras, ya que algunos habitan fuera de la comarca durante buena parte del año. En las últimas décadas se ha multiplicado la llegada de gentes oriundas del Rincón, se trata básicamente de veraneantes o personas jubiladas que pasan gran parte del año en la comarca.