Ademuz: bosques, ríos y riberas llenos de vida y huellas del pasado

Castielfabib destaca por su rico patrimonio natural, siendo un destino que combina historia, biodiversidad y paisajes únicos. Entre sus principales atractivos se encuentra El Rodeno, conocido por las pinturas rupestres de las Lomas de Abril, únicas en el Rincón de Ademuz y declaradas Bien de Interés Cultural. Estas pinturas, que datan de hace unos 9,000 años, están acompañadas por una microrreserva de flora con especies raras y protegidas que ofrecen un panorama excepcional de vegetación silicícola. Por otro lado, la Muela de los Tres Reinos no solo alberga historia medieval, como el punto de encuentro de los antiguos reinos de Aragón, Castilla y Valencia, sino que también es un Paraje Natural Municipal con vistas espectaculares y flora endémica que atraen a amantes de la naturaleza y senderistas.

Otro tesoro natural de Castielfabib son los arrecifes jurásicos de Arroyo Cerezo, una rareza geológica que data de más de 150 millones de años y representa un testimonio único del pasado marino de la región. Su reciente acondicionamiento con un mirador permite admirar estos fascinantes restos fósiles. Además, el río Ebrón y sus hoces ofrecen una experiencia inolvidable con rutas que atraviesan bosques ribereños bien conservados y hábitats de especies como la nutria y el cangrejo autóctono. Estas características, junto con el imponente paisaje del Barranco del Val del Agua, hacen de Castielfabib un destino turístico ideal para quienes buscan conectar con la naturaleza y explorar el legado geológico y cultural de la región.

Bosque de Rodeno y pinturas rupestres de las Lomas de Abril

Las pinturas prehistóricas que podemos admirar en estos abrigos de roca son las únicas descubiertas hasta ahora en el Rincón de Ademuz. Pertenecen al arte rupestre levantino, que se estima fueron pintadas hace unos 9.000 años y están protegidas por la legislación estatal y autonómica, declaradas BIC (Bien de Interés Cultural). Su descubrimiento data de marzo de 2014, por Ricardo Canet García, miembro de la cuadrilla contra incendios nº 18.

En la zona de los Corrales de los Fantasmas existe un conjunto de construcciones de arquitectura tradicional, que servían de residencia temporal a los agricultores en momentos puntuales del ciclo agrario. Así mismo, perviven restos arqueológicos de interés: un muro defensivo y un conjunto de piedras a modo de petroglifos, presuntamente utilizados como hornos para la extracción artesanal del aceite de enebro de la miera.

La zona está además declarada como microrreserva de flora “El Rodeno”, con un sotobosque que presenta especies muy raras en la flora valenciana, como Asplenium septentrionale y Halimium umbellatum, ambas protegidas, que junto a la hierba de anteojos (Biscutella atropurpurea) conforman una buen ejemplo de vegetación silicícola en el piso supramediterráneo que presenta además un buen estado de conservación.

Muela de los Tres Reino (Arroyo Cerezo)

La Cruz de los Tres Reinos, situada en las proximidades de la aldea castielera de Arroyo Cerezo, en el extremo noroccidental del término, punto trifinio y lugar de encuentro de los antiguos reinos medievales —Aragón, Castilla y Valencia—, donde se dan cita el paisaje, la historia y la leyenda.​ Dadas sus características ecológicas, paisajísticas y socioculturales, dicho lugar fue declarado por el Consell de la Generalidad Valenciana como Paraje Natural Municipal el 5 de septiembre de 2014.

Tras una pequeña ascensión, sin mucho esfuerzo, alcanzamos los 1.560 metros del vértice geodésico donde confluían los antiguos reinos de Valencia, Aragón y Castilla. Cuenta la leyenda que aquí se reunían los 3 reyes para tratar disputas sin tener que abandonar su reino, compartiendo pues la mesa donde dirimían sus asuntos.

Esta muela representa uno de los últimos promontorios calizos al sureste de los Montes Universales antes de caer hacia la depresión del Turia, repleto de fósiles y con un marcado clima continental. Pese a que las lluvias no son demasiado abundantes, las temperaturas bajas, las nevadas y las tormentas estivales, dotan a la zona de un cierto verdor en el paisaje, un aire muy limpio y unas vistas excepcionales.

Forma parte a su vez de una microrreserva de flora de 3 hectáreas y media, además de ser Parque Municipal y LIC (lugar de importancia comunitaria de la Red Natura 2000), representando un buen ejemplo de vegetación de alta montaña mediterránea, con buenos pastos y numerosas plantas endémicas, entre las que destaca especialmente Thymus borgiae, que tiene en este lugar una de las escasas poblaciones valencianas. Los pastos están salteados por frondosos pinos albares (Pinus sylvestris) y retorcidas sabinas albares (Juniperus thuryfera) que soportan el azote del viento y las tormentas en esta mole sobre la llanura.

Los arrecifes jurásicos de Arroyo Cerezo

Los arrecifes de Arroyo Cerezo son bioconstrucciones compuestas por corales, esponjas y cianobacterias que datan de hace más de 150 millones de años y pertenecieron al periodo del Jurásico Superior. Mantienen gran parte de sus características morfológicas originales y se distribuyen en tres estratos geológicos distintos.
Este enclave geológico representa una rareza dentro del registro geológico español. Su singularidad radica no solo en su antigüedad, sino en su escasez a nivel nacional, con menos de una decena de arrecifes de esta edad, siendo los de Arroyo Cerezo un caso único en la Comunidad Valenciana. Estos arrecifes se emplazaban en la parte norte del mar de Tetis, a una cota mucho más baja de la actual. Durante el Cretácico el mar se retiró progresivamente, para volver a ocupar esta zona próxima a la costa, para finalmente permitir emerger definitivamente estas tierras. A finales de este período (entre 70 y 18 millones de años) se produjo el fenómeno del Plegamiento Alpino que dio origen a lo que hoy conocemos como Sistema Ibérico. Finalmente, hace unos 5 millones de años, se alcanzaron las cotas topográficas actuales, y desde entonces la erosión ha permitido desarrollar una compleja red de drenaje de la que forma parte el barranco de Arroyo Cerezo, permitiéndonos admirar el mar de finales del Jurásico con sus arrecifes. Recientemente se ha habilitado un mirador que permite contemplar estas maravillas naturales.

Riberas del Ebrón

«Mirador de las Hoces del Ebrón», desde el que se puede observar una estupenda vista de la villa, además del valle y las hoces del río Ebrón, las ruinas del antiguo convento franciscano de San Guillermo y la Central Hidroeléctrica.

Durante la caminata de esta bella ruta, atravesaremos el LIC Rius del Racó d’Ademús (lugar de importancia comunitaria), zona básicamente fluvial que incluye probablemente los ríos mejor conservados del conjunto de la Comunidad Valenciana. Mantiene una excelente cobertura de bosques ribereños y resultan de gran interés como hábitat de la nutria y de otras especies de fauna acuática casi extintas en el resto del territorio valenciano, como la trucha común o el cangrejo autóctono.

La longitud del cauce del río Ebrón alcanza los 21 km, siendo su principal característica la regularidad de su cauce y abundante caudal, propiciado por las aportaciones del gran acuífero de Albarracín, lo que ha permitido un intenso aprovechamiento de sus aguas para uso agrícola y hasta principios del siglo XX por una buena representación de molinos harineros, un batán para curtir pieles, incluso una fábrica de papel hoy desaparecida.

La antigua ubicación del molino de papel  forma parte actualmente de una microrreserva de flora exigente en humedad edáfica, con numerosas especies consideradas raras en la flora valenciana como el avellano (Corylus avellana) y algunas orquídeas raras como la especie protegida Epipactis phyllanthes. Además se constata la presencia y nidificación del mirlo acuático (Cinclus cinclus), bioindicador de la pureza de un río, cuyas adaptaciones le permiten sumergirse hasta 30 segundos y caminar por el fondo alimentándose de insectos.

Todo ello, sumado a la sinuosidad del cauce, la multitud de pozas y las paredes de conglomerados rojizos que cierran el valle, harán de esta excursión un deleite de sensaciones.

Rambla de Val del Agua

Nos encontramos en un fantástico mirador del Barranco del Val del Agua, desde el que podemos observar la singular erosión producida en este tramo de arenas fluviales, que fue depositado hace más de 200 millones de años y dio lugar a las rocas más características de este paisaje, las areniscas rojas.

El estrato arbóreo a mayor altitud está representado por el pino rodeno, que requiere un suelo ácido para su desarrollo y domina en la zona de areniscas. Sus fuertes raíces, penetran en la tierra fragmentando estas moles de roca compacta. También se le conoce como pino resinero debido al aprovechamiento de su resina para trementina, pinturas y barnices, entre otras aplicaciones, cuyas cazoletas de barro donde se depositaba este jugo resinoso podremos encontrar diseminadas por toda la superficie.

Este hábitat, aledaño al Paisaje Protegido de los Pinares de Rodeno de Teruel, posee una gran diversidad de fauna, tanto grandes mamíferos como el jabalí, el corzo, y el ciervo, como aves rapaces que aprovechan los roquedos en su nidificación y cría, destacando el águila real, el halcón peregrino, el cernícalo y el búho real. También son habituales las aves de bosque, que utilizan los pinares de refugio, el búho chico, el cárabo, el gavilán, el águila calzada y el azor.