Patrimonio cultural Casas Altas

Patrimonio con sabor a pueblo: rincones y tradiciones de Casas Altas

Casas Altas se configura como una pequeña población de urbanismo compacto, de calles estrechas y tortuosas, que pese a la reciente renovación arquitectónica conserva viviendas representativas de la sencilla arquitectura popular ofreciendo bellos rincones.

Podemos visitar los lavaderos, el  Centro de Interpretación del Pan  o la Fuente del Tornajo que se impone con un gran panel cerámico alusivo a los elementos de Casas Altas y sus oficios.

Entre sus festividades más singulares se encuentra la “Plantada del Chopo” una tradición ancestral vinculada a la fertilidad y la renovación que aún se mantiene viva en la localidad.

Arquitectura civil: Testimonios de la Historia de Casas Altas

Casas Altas conserva la esencia de la arquitectura popular del Rincón de Ademuz: casas sencillas de piedra y teja, calles estrechas que se adaptan al terreno y rincones que respiran historia. Pese a las reformas actuales, el trazado urbano sigue reflejando su carácter tradicional, ofreciendo al visitante una estampa auténtica del Rincón de Ademuz.

Fuente del Tornajo

Al pasear por la calle de la Iglesia, en pleno corazón de Casas Altas, se descubre un rincón lleno de encanto y memoria: la Fuente del Tornajo. Esta fuente ilustrada es un homenaje a los oficios tradicionales del Rincón de Ademuz, los lugares más queridos del pueblo y las costumbres que han dado forma a su identidad.

El agua que brota de su caño tiene raíces antiguas: nace en un manantial natural cerca del Pinar. Refrescante y cristalina, ha recorrido siglos antes de llegar a nosotros. En su origen fue mucho más humilde: posiblemente un simple tronco de pino vaciado, el «tornajo» original, que daba de beber al ganado del pueblo.

El nombre no engaña: tornajo es sinónimo de abrevadero, y este rincón, antaño utilitario, ha sido transformado en un espacio para el descanso y la contemplación. A la sombra de las moreras y junto a los bancos de la placeta, la fuente invita a sentarse, a escuchar el murmullo del agua y a dejar que el tiempo pase despacio, como se ha hecho siempre en Casas Altas.

 

Rutas culturales:

Lavaderos 

Casas Altas posee dos lavaderos públicos, ambos construidos en el siglo XX, aunque en distintos momentos históricos: el Lavadero del Molino se halla en el sector septentrional del caserío, y podría datar de los años treinta del siglo XX, alimentado con el agua de la acequia de la Serna (procedente del río Bohílgues), que sirve también al Molino Harinero.

El otro lavadero, el lavadero de la Poza se sitúa en el sector meridional data de los primeros cincuenta (1953), y se nutre de la Fuente de la Plaza, que corresponde al abastecimiento público. A favor de su construcción en tiempos modernos está el hecho de que sus pilas son elevadas, permitiendo que las usuarias lavaran derechas, no arrodilladas como sucede en otros lavaderos.
Ambos lavaderos se construyeron en lugares estratégicos, esto es, en el extremo septentrional y meridional del caserío, para dar servicio a las mujeres que vivían en las distintas zonas del pueblo. El acarreo de las gavetas con la ropa sucia al lavadero, y de éste a la casa, con la ropa ya lavada, no era asunto baladí, pues los recipientes cargados pesaban lo suyo. Las gavetas solían portarse sobre la cabeza, con ayuda de un rodete vegetal forrado de tela que amortiguaba el peso y estabilizaba la carga. Las gavetas se portaban también sobre la cadera, equilibrando el peso con un pozal en el lado contrario.


Rutas culturales:

Arquitectura vernácula

Refleja la adaptación al entorno rural y montañoso de esta comarca. Las viviendas tradicionales se construyen con muros de mampostería, a menudo encalados, y techumbres a dos aguas cubiertas con teja árabe.

Las casas se disponen en calles estrechas y empinadas, muchas veces adosadas unas a otras, aprovechando la pendiente del terreno. Los materiales locales y las soluciones constructivas sencillas evidencian una arquitectura funcional, austera y perfectamente integrada en el paisaje natural y cultural del Rincón.

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Arquitectura popular

La villa de Vallanca cuenta con numerosos rincones con encanto. Un buen número de casas todavía lucen su aspecto original, con las técnicas constructivas vernáculas, que se hallan entre las mejores del Rincón de Ademuz.

Rutas culturales:

Refugio de la Guerra Civil

En el paraje del camino del Rento, a las afueras de Casas Altas, se conserva uno de los elementos patrimoniales más singulares del municipio: un refugio antiaéreo construido durante la Guerra Civil Española (1936–1939). 

Su finalidad era ofrecer protección a la población civil y almacén de materiales en caso de bombardeo.
A diferencia de otros refugios del municipio, este nunca fue cerrado al público, y durante décadas fue reutilizado con otros fines: primero, como espacio para el cultivo de champiñones, debido a su temperatura y humedad estables; más tarde, como lugar de exploración y juego para varias generaciones de jóvenes del pueblo.
En octubre de 2022, el Ayuntamiento de Casas Altas llevó a cabo su rehabilitación, devolviéndole su carácter patrimonial y haciéndolo accesible para vecinos y visitantes. Además, en su interior se puede contemplar una de las obras integradas en la ruta de arte urbano CallejeArte, que aporta una mirada contemporánea a este rincón lleno de historia.

Conócelo de primera mano con :

Casa Pósito

Antiguo almacén municipal de granos, es un edificio que data de mediados del siglo XVIII. Actualmente acoge la agencia de lectura municipal.

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Refugio de la Guerra Civil

En el paraje del camino del Rento, a las afueras de Casas Altas, se conserva uno de los elementos patrimoniales más singulares del municipio: un refugio antiaéreo construido durante la Guerra Civil Española (1936–1939). 

Su finalidad era ofrecer protección a la población civil y almacén de materiales en caso de bombardeo.
A diferencia de otros refugios del municipio, este nunca fue cerrado al público, y durante décadas fue reutilizado con otros fines: primero, como espacio para el cultivo de champiñones, debido a su temperatura y humedad estables; más tarde, como lugar de exploración y juego para varias generaciones de jóvenes del pueblo.
En octubre de 2022, el Ayuntamiento de Casas Altas llevó a cabo su rehabilitación, devolviéndole su carácter patrimonial y haciéndolo accesible para vecinos y visitantes. Además, en su interior se puede contemplar una de las obras integradas en la ruta de arte urbano CallejeArte, que aporta una mirada contemporánea a este rincón lleno de historia.

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Arquitectura Religiosa: Espiritualidad e Historia

Casas Altas conserva un impresionante legado de arquitectura religiosa que incluye iglesias y ermitas, algunas de ellas con siglos de historia y gran relevancia artística.

Iglesia de la Santísima Trinidad

Destacado ejemplo de arquitectura religiosa situado en el centro de la población. Su construcción se desarrolló entre los siglos XVII y XIX, fruto de la agregación progresiva de distintos cuerpos arquitectónicos.

El origen del templo se remonta a alrededor del año 1615, cuando se edificó una pequeña ermita de planta rectangular, con una espadaña de dos ojos para las campanas. Sus muros eran de mampostería, con sillería en los esquinares, y una techumbre de teja árabe a dos aguas. Esta sencilla estructura alcanzó la categoría de parroquia, y desde el 12 de marzo de 1772 se considera vicaría independiente.

En 1837, se amplió el edificio original añadiendo otro cuerpo en su cabecera, más alto y también cubierto a dos aguas, dotado de una espadaña de un solo ojo. Medio siglo más tarde se construyó el campanario, situado en el lado del evangelio, junto a la cabecera del templo. Este se conecta con la nave principal a través de un recinto intermedio que hace las veces de sacristía.

La peculiaridad de esta iglesia radica en su evolución arquitectónica, que deja ver con claridad las diferentes fases constructivas y estilos superpuestos, reflejo de su crecimiento y de la historia de la comunidad a la que sirve.

Rutas culturales:

Siete dolores de María Santísima

Y el lugar del Calvario con el Vía Crucis local, todo ello basado en pilares de ladrillo con hornacinas donde lucen bellas cerámicas, conjunto arquitectónico ubicado frente a la población, en la vertiente oriental del Pinar.

Del exterior sobresale su portada, consistente en un sencillo arco de medio punto de amplio dovelaje, así como las numerosas cruces de talla insertas en los muros, cuatro de las cuales aluden a su advocación trinitaria original. 

Las vistas panorámicas desde este punto son sencillamente espectaculares.

Rutas culturales:

Iglesia parroquial de San Antonio de Padua

Situada en Negrón, aldea de Vallanca. La estructura del edificio del siglo XVIII es de una simpleza franciscana: planta rectangular, dividida en tres tramos que constituyen capilla mayor, cuerpo y coro. Desde 1868 la ermita de Negrón adquirió el rango de iglesia parroquial, servida por un rector.

Ermita de la Virgen de Santerón

La ubicación de la ermita de la Virgen de Santerón reúne suficientes características (naturales, geográficas, arquitetónicas, rituales…) para ser considera un lugar especial, incluso mágico, extraordinario, sorprendente.

Posee un recinto anexo situado a los pies, correspondiente a la antigua «casa del ermitaño», y otras construcciones abiertas por delante a ambos lados, para refugio de los animales, formando placeta en torno a la entrada, con una umbrosa noguera (Juglans regia) que la sombrea.   En los Septenarios, fiesta que tiene lugar cada siete años, denominada Romería de Santerón, se realiza una subida a por la Virgen con bajada de la imagen hasta Vallanca, celebración del novenario y retorno a su santuario.

Rutas culturales:

Fiestas y tradiciones de Casas Altas

El patrimonio inmaterial de Casas Altas es un tesoro vivo que refleja la identidad cultural de sus habitantes a través de celebraciones y manifestaciones artísticas únicas.

Fiestas de la Santísima Trinidad y la «Plantada del Chopo»

La Fiesta de la Santísima Trinidad es una de las celebraciones más arraigadas y singulares del Rincón de Ademuz. Su fecha varía cada año, ya que se fija en función de la Pascua, celebrándose normalmente entre finales de mayo y principios de junio.

El acto central de esta festividad es la Plantada del Chopo, una tradición ancestral que se remonta a tiempos anteriores a su independencia municipal en 1845, cuando era aldea de Ademuz.

El sábado, al medio día, vecinos y visitantes se reúnen para compartir las tradicionales gachas, sabrosamente acompañadas de productos de cerdo y demás alimentos, en un ambiente de convivencia y alegría.

Con el toque de las campanas de la iglesia comienza el ritual: los mozos y cada vez más mozas también, se dirigen al río Turia en busca del chopo más alto y recto que pueda encontrarse. Elegido el árbol, entre bromas y camaradería, se le despoja de sus ramas y se traslada en hombros hasta la plaza del pueblo.

Allí, frente al campanario, los jóvenes lanzan sogas desde lo alto para ayudar a izar el árbol. Las botas de vino corren de mano en mano, y con la ayuda de las tradicionales “tijeras” – troncos cruzados que sirven de palanca-, el majestuoso chopo se alza poco a poco hasta quedar firme junto al campanario de la Iglesia.

El chopo debe permanecer erguido en la plaza hasta el 14 de agosto, víspera de la Asunción de la Virgen, momento en el que se celebra su derribo coincidiendo con las fiestas de verano.

Una fiesta que no solo planta un árbol, planta también la memoria colectiva, el orgullo local y la alegría compartida.